El vicepresidente segundo y consejero de Sanidad y Servicios Sociales, ha conocido hoy los detalles de la reforma integral que se está acometiendo, en la Residencia El Prado de Mérida, de titularidad pública, para convertirla en una residencia acorde con los nuevos parámetros de eficiencia energética y con el nuevo modelo residencial de Extremadura. Acompañado por el director gerente del SEPAD, José Vicente Granado, ha visitado lo que se lleva de obra y el arquitecto ha explicado sobre el proyecto de la obra.
Con 120 plazas de autónomos, más de 70 plazas para personas en situación de dependencia y un Centro de Día, esta residencia es, tras la cacereña de El Cuartillo, la más grande de la región. “Decidimos actuar sobre residencias de la época del INSERSO, construidas en la década de los setenta donde la eficiencia energética no era el objetivo de las construcciones, que se hacían con las ideas y con lo que había entonces”, ha explicado el consejero a los medios de comunicación tras finalizar el recorrido por las instalaciones que se están reformando, que tiene un presupuesto con fondos FEDER de cerca de 5 millones de euros.
En aquel momento, ha explicado, se construía con una idea de centros residenciales que pudiesen prestar servicios sociales en unas condiciones que no son las de ahora. Vergeles ha añadido que “se parecían muy poco a las viviendas habituales donde queremos vivir”, tampoco están adecuadas a los nuevos documentos que ahora deben acreditar las nuevas residencias y desde luego no “se había tenido en cuenta a los trabajadores, sus condiciones y los flujos dentro del centro”.
Por todo ello, se han acometidos estas reformas en este tipo de residencias con tres objetivos principales. El primero, ganar en eficiencia energética. Para Vergeles, los edificios púbicos “tiene una obligación con la sociedad, que es servir de ejemplo para la disminución de la huella de carbono”, por lo que la reforma incluye reformas en carpintería y obras de aislamiento en puertas y ventanas. En segundo lugar, se ordena el flujo de los trabajadores, que entrar por la misma zona donde se visten para luego estar en contacto con los residentes, los que “aumenta la seguridad de todos”.
El tercer objetivo es que estará preparada para vivir como si los residentes estuvieran en su casa, tal y como se diseña en el n nuevo modelo residencial. No solo por las habitaciones sino que se aprovecha mucho el espacio exterior. “Afortunadamente en Extremadura se pueden aprovechar las zonas exteriores y se puede hacer terapia ocupacional en ellas”, ha declarado el vicepresidente, que ha manifestado que quedará un edificio “muy moderno” donde el próximo paso será sectorizar residencias tan grandes para ir a unidades de convivencia.
“Una vez reformado el siguiente paso es sectorizarla para que las personas puedan desarrollar ese arraigo afectivo, porque cuando se viene a vivir a una residencia no se viene a un centro hospitalario”, ha dicho Vergeles.
En las plantas primera y segunda estarán las personas con mayor dependencia y también aquellas que necesiten un periodo de convalecencia tras un ingreso hospitalario o tengan algún problema de salud que lo prescriba. El centro estará coordinado con la parte más generalista del Hospital de Mérida, según ha señalado el consejero, quien ha anunciado que a lo largo de 2023 se tendrá una visión más clara de la residencia en su conjunto y ha destacado las dificultades que siempre tiene hacer una obra “con la gente dentro” por lo que se ha aprovechado que ahora hay una ocupación de entre el 60% al 70% y se ha empezado por las plantas 5, 4 y 3.
Tras la visita a El Prado, se han desplazado a la localidad de Alange, donde han visitado la Residencia “La Milagrosa”, un centro municipal donde la empresa gestora quiere realizar una obra de ampliación que querido explicar al consejero de Sanidad y Servicios sociales y al gerente del SEPAD.
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