El Proyecto de Ley de Cooperación y Solidaridad Internacional seguirá su tramitación tras haber superado el debate de totalidad que ha tenido lugar este jueves en el Pleno de la Asamblea de Extremadura. Este nuevo texto sustituirá a la norma que se aprobó en 2003 para “adaptar su estructura institucional para afrontar los desafíos globales de la humanidad” y “alinear la legislación extremeña con los nuevos acuerdos internacionales y la Agenda 2030 de la ONU” según ha destacado la consejera de Igualdad y Cooperación para el Desarrollo, Isabel Gil Rosiña.
Durante los últimos veinte años, la Cooperación al Desarrollo se ha consolidado como un elemento definitorio de las políticas de la Junta de Extremadura que creó, en 2008, la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AEXCID) como herramienta para el conjunto de agentes que conforman la cooperación descentralizada en la región: las organizaciones de cooperantes y defensores de los derechos humanos (ONG). Estas organizaciones ya reivindicaron en los años noventa el destino del 0’7% del presupuesto autonómico, por lo que Gil Rosiña ha reconocido su labor en este periodo.
La consejera de Igualdad y Cooperación para el Desarrollo ha justificado que la Ley se apruebe en este último periodo de sesiones porque “la gestión de la pandemia trastocó también los objetivos del Plan General de Cooperación 2018-2021”, que se prorrogó hasta la aprobación de esta norma.
Sin embargo, Gil Rosiña ha advertido de la necesidad de dotar a la Cooperación de una legislación acorde al incremento de sus recursos: “un 39% durante los últimos ocho años”, ha afirmado, en un periodo post Covid en el que “los datos que ha publicado la ONU certifican que se han interrumpido los avances en la lucha contra la pobreza por la crisis pandémica, los conflictos y el cambio climático”.
DE LA CRISIS SE SALE COOPERANDO
En su defensa parlamentaria del proyecto de ley, la consejera ha destacado que la Cooperación extremeña es en este momento “un ejercicio de solidaridad” participado por las entidades y oenegés de desarrollo, “en perfecta coordinación con el Estado”, que ha aprobado al mismo tiempo una nueva Ley de Cooperación Española en el Congreso de los Diputados.
“De la crisis se sale cooperando” ha asegurado Gil Rosiña para explicar la necesidad y oportunidad de este avance legislativo. “Los derechos de la infancia, de las mujeres, de las clases trabajadoras, de la población campesina indígena, de las personas LGTBI, migrantes o refugiadas están siendo amenazados al mismo tiempo que crecen los discursos de odio, se manifiesta una mayor debilidad de los sistemas democráticos y el mundo se enfrenta a profundas crisis en el plano climático, social y económico” ha afirmado.
La nueva Ley se estructura en cinco capítulos y seis disposiciones con el objetivo de renovar una gobernanza compartida en materia de cooperación entre las administraciones y los agentes sociales de desarrollo, y al mismo tiempo educar para transformar con una ciudadanía extremeña que -según su exposición de motivos- “ha alcanzado su madurez democrática”.
La redacción del proyecto de ley se inició hace meses con las aportaciones de más de mil seiscientas personas de ONG’s, UEX, sindicatos y el resto de agentes sociales y económicos, organizaciones feministas y entidades locales, entre otros, coordinados por la Asociación de Universidades Populares de Extremadura (AUPEX). Las Comunidades Autónomas y las entidades locales han aportado durante los últimos años entre el 8 y el 32% de la ayuda al desarrollo bilateral bruta en España. Por ello, la Ley obliga a los municipios mayores de quince mil habitantes en Extremadura a que aprueben planes plurianuales de Cooperación que fije esta política pública en la agenda institucional.
La cooperación extremeña ha creado en los últimos ocho años más de cuatrocientos empleos, cien becas para jóvenes cooperantes a través del programa Berta Cáceres; y con los programas Jóvenes Constructores de Paz y Jóvenes de Extremadura en Organismos Multilaterales se está consiguiendo un alto grado de empleabilidad además de situar a jóvenes extremeños formados en las relaciones internacionales y la cooperación en organismos de influencia y decisión.
Isabel Gil Rosiña ha cifrado en “cinco millones de personas” la repercusión poblacional de la cooperación extremeña en los últimos ocho años, llegando a más de veinte países. Entre las actuaciones ha destacado el apoyo a los embarazos prematuros en la franja de Gaza (Palestina); la creación de cooperativas agrarias en Guinea Bissau; la participación “estratégica junto a las agencias catalana y vasca” en el proceso de paz de Colombia; el apoyo sanitario y formativo en el tránsito migratorio desde Marruecos “para que la migración se convierta en una oportunidad y no en una obligación”, y el apoyo a mujeres nicaragüenses víctimas de violencia machista, formando a jueces y fiscales en delitos de violencia de género.
La consejera extremeña, que ha comenzado su intervención mostrando su solidaridad y cariño hacia los pueblos turco y sirio que han sufrido los terremotos, ha recordado que allí también coopera un técnico extremeño del Servicio Extremeño de Salud (SES) integrado en uno de los equipos. Un ejemplo más, ha dicho, de que “la única vacuna conocida contra muchos de nuestros problemas es más solidaridad y más cooperación”.
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