Cultura declara Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica la ?Peña Buraca? en Alcántara

El Diario Oficial de Extremadura (DOE) ha publicado este lunes el Decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural a favor de la “Peña Buraca” en el término municipal de Alcántara (Cáceres), con la categoría de Zona Arqueológica.


‘Piedra Buraca’ es un extenso asentamiento cuyos restos visibles ocupan una superficie aproximada de cuatro hectáreas. En él abundan restos constructivos, tumbas, lagares…  destacando, entre todas, la piedra horadada que le otorga su nombre.

La Piedra Buraca se ha interpretado como la simbolización de una cabeza mostrando en la cara dos ojos grandes. Algunos investigadores hablan de un pasado prehistórico si bien los huecos excavados con picos y a distintas alturas y tamaños, que presentan por encima, parecen corresponder con los huecos de las vigas y una hendidura en forma de ángulo podría ser la cubierta de un edificio que aprovecha el cancho como si fuera el hastial. Tal vez las excavaciones arqueológicas podrán demostrar, de forma definitiva, la función primigenia de este Peña Buraca que algunos relacionan con ídolos oculados del período calcolítico o con un uso como santuario.

En el yacimiento se han localizado, además, decenas de tumbas que comparten espacio con los lagares, sin orden aparente o delimitación entre espacios funerarios y económicos. Entre ellas se observa una gran variedad, con ejemplares de tumbas antropomorfas, geminadas, infantiles, etc. Hay localizados también tres lagares rupestres con sus elementos característicos: plataforma de prensado o pisado y cubeta de recogida.

La Peña Buraca se encuentra situada a las afueras de la localidad de Piedras Albas, hacia occidente, muy cerca del pueblo y, aunque pareciera que está dentro del término de Piedras Albas, por proximidad física, en realidad forma parte del término municipal de Alcántara (Cáceres), que lo rodea completamente.

La Peña Buraca, que ha sido identificada tradicionalmente con un santuario prehistórico es, en realidad, el elemento más reconocible de un conjunto arqueológico en el que abundan lagares excavados en la roca, numerosas tumbas talladas en la piedra, altares, restos cerámicos de amplia cronología y otras estructuras de difícil interpretación. Su nombre se debe al trabajo que presenta uno de sus lados, que muestra dos cavidades de gran tamaño, conocidos como ‘ojos’: el ‘ojo derecho’ es la cavidad más grande y en él se observan las huellas del pico o herramienta similar que se habría utilizado para su construcción; mientras, el ‘ojo izquierdo’, aunque de menor tamaño, y emplazado una menor altura que el anterior, comparte con aquél las mismas características.

En sus proximidades, se alzan tres lagares rupestres con sus dos elementos característicos, la plataforma de prensado/pisado y la cubeta de recogida.

Decenas tumbas rupestres se abren en los terrenos que circundan la Peña Buraca. Entre ellas se observa una gran variedad: tumbas antropomorfas, geminadas, infantiles, con rebaje en la cabecera e incluso una tumba con dos huecos destinados a albergar cabeza y los pies de la inhumación. La orientación de las sepulturas es muy diversa sin que se puedan diferenciar distintas fases de ocupación en la necrópolis. Las tumbas no siguen la orientación convencional este-oeste, propia de las fosas altomedievales, sino que se disponen alineadas en torno la Piedra Buraca, como si ésta fuera el elemento que origina el asentamiento, el que les da sentido y coherencia

ORIGEN DEL ASENTAMEINTO

El origen del asentamiento se puede encuadrar en el marco cronológico del bajo imperio romano, a tenor de ciertos hallazgos numismáticos. A este período podrían adscribirse los primeros trabajos en la Peña Buraca y también las tumbas más cercanas a la misma, que se ubican en su entorno, siendo además las que presentan una tipología diferente al resto: son más profundas y presentan un resalte y canalillo externo para evitar la entrada de agua. Al tratarse de una zona rica en estaño, fundamental en la aleación del cobre para obtener bronce, ha estado en explotación desde muy antiguo. El lugar debió prolongarse en el tiempo, como asentamiento, en épocas altomedieval y/o medieval.

Todos estos elementos asociados en torno a la Peña Buraca, y en especial la roca horadada de la que toma su nombre, le confieren a este yacimiento una serie de valores histórico-patrimoniales, merecedores de ser declarados Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica.

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